Misifu, un gatazo enorme, una bella e imponente pantera, que todo lo que tenía de grande lo tenía de bueno.
El 1 de diciembre de 2018 llegó a nosotros desde Majadahonda (Madrid). Pedían desesperadamente un milagro para él.
Su caso nos llegó al corazón, un gato adulto y negro, doble positivo a inmunodeficiencia y leucemia felinas, aislado en el chenil de una saturada perrera y con el invierno encima…. Habría muerto allí.
Nos dio tantísima pena que no pudimos mirar a otro lado. En aquel momento podíamos ayudarle y no nos lo pensamos dos veces. Soypositivo nos puso en contacto con Protección Felina y pusimos todo en marcha para su traslado.
Gracias al transporte solidario de Llevo tu mascota, llegó a nosotros en excelente estado. ¡Le cuidaron muy bien durante el trayecto!
Pasó por un par de casas de acogida y todos se enamoraron de él, al igual que nosotros. Pero necesitaba un hogar definitivo. Su hogar
Luchi abrió las puertas de su hogar a nuestro panterote más positivo, a ella eso no le importaba. Su marido hacía poco que había fallecido, ella necesitaba un compañero y Misifu necesitaba una familia. Y durante un breve pero intenso lapso de tiempo, ambos compartieron un gran amor, se quisieron y entendieron mutuamente desde el primer día, se cuidaron y apoyaron y juntos remendaron poco a poco las cicatrices de sus corazones.
Ojalá hubiésemos podido darle muchos más años de felicidad.
Pero muchas veces la vida es injusta.
Hacía una semana que Misifu se encontraba mal, dejó de comer.
Luchi y su hijo Ibón se desvivieron por él, intentaron todo por salvarle, pero el diagnóstico fue un mazazo para todos. Tenía un tumor terminal, con metástasis en demasiados órganos, no podían siquiera alargar su vida con paliativos.
Luchi se llevó a Misifu a casa y tras pasar juntos un par de últimos días, hoy le ha llevado entre sus brazos hasta el puente del arcoíris. Y ahora, sin su compañero de remiendos del corazón, vuelve a estar sola. Dicen que la felicidad viene en frascos pequeños, pero el de Misifu ha sido demasiado pequeño, ambos merecían más tiempo.
Lo sentimos tantísimo…. Ojalá Luchi y Misifu hubiesen compartido más años de compañía mutua… Pero aun así tenemos la certeza de que ése último año fue un regalo para Misifu, conoció lo que es un hogar, una familia y alguien que le amaba con todo su corazón. Eso ya es mucho, eso es una victoria.
Luchi, tras la pérdida de Misufu, adoptó otro gato adulto necesitado, siempre recordará con amor a este gatazo negro, que le abrió un nuevo mundo de amor y compañía que desconocía, Misifu le enseñó que, en lugar de lamentar las perdidas, tenía que celebrar la vida… Y si es junto a un gato… ¡Mejor que mejor!
Misifu fue un gato con suerte, pero hay muchos gatos positivos a inmunodeficiencia y/o leucemia felinas, esperando un milagro en protectoras y perreras con sacrificio 0. Otros, simplemente son asesinados, sin tan siquiera darles la opción de intentarlo.
Pueden vivir una vida larga y de calidad como cualquier otro gato si se les da la oportunidad. Desde luego la merecen.
Sabemos que asusta, sobre todo en el caso de la leucemia, que puedan tener una vida más corta, pero… ¿Acaso los gatos negativos no enferman? ¿Acaso los gatos negativos son inmortales? ¿Y no es mejor que si la vida decide que tienen que marcharse de forma prematura, lo hagan tras conocer el amor de una familia y el calor de un hogar? ¡¡Y que les quiten lo bailado!!
¡También puede que duren 20 años! O no… Como cualquier otro gato negativo, nunca se sabe.
Son los que más necesitan una oportunidad y los que menos papeletas tienen para que alguien se la dé, es injusto.
#AdoptaUnGatoPositivo